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martes, 17 de enero de 2012

CÁNCER, SIDA Y GATOS FLUORESCENTES. LAS NUEVAS TERAPIAS GÉNICAS

CÁNCER, SIDA Y GATOS FLUORESCENTES. LAS NUEVAS TERAPIAS GÉNICAS
16-sep-2011
Gato fluorescente - Pallavi Sharma
Las recientes investigaciones en manipulación genética nos acercan a la cura definitiva de las enfermedades que más muertes provocan: el cáncer y el sida.

La genética se va revelando como el arma definitiva para dotar a nuestro cuerpo de métodos propios de defensa y combate de las enfermedades más esquivas. Tanto en el caso del cáncer como en el del sida, se trata de enseñar a nuestro sistema inmune a reconocer los marcadores proteicos característicos del VIH o de las células cancerígenas y destruirlos antes de que la enfermedad se propague por el cuerpo. En ambos casos, deficiencias en los sistemas de detección inutilizan nuestras propias defensas. La alteración genética puede resolver este problema.
Esperanza contra la leucemia
El caso de William Ludwig, en Filadelfia, muestra los primeros resultados positivos obtenidos en una nueva línea de investigación genética: la reprogramación celular.
Hace un año, este paciente de 65 años y enfermo de leucemia linfocítica crónica en estado avanzado, dejó de responder al tratamiento convencional con quimioterapia, tras ser descartado como candidato para un trasplante de médula ósea. Sin darse por vencido, aunque sin nada que perder, se enroló en un novedoso y puntero experimento de la Universidad de Pensilvania.
Nada cambió inmediatamente tras someterse al tratamiento, pero al cabo de diez días, comenzó a tiritar a causa de la fiebre, su temperatura corporal se disparó, a la vez que la presión sanguínea se desplomó. Ante esta situación los médicos que seguían su caso lo trasladaron la unidad de cuidados intensivos, preparando a la familia para lo peor. Sin embargo, unas semanas más tarde, los síntomas se habían desvanecido, al igual que la leucemia.
Aunque los especialistas no afirman tajantemente su total curación, lo cierto es que no se ha encontrado la mínima traza de marcadores cancerígenos desde entonces. No presenta células leucémicas ni en su sangre, médula ósea o nódulos linfáticos. Tanto su esperanza como su calidad de vida han mejorado astronómicamente. Ahora incluso puede jugar al golf.
La alternativa a la quimioterapia
El tratamiento, publicado y descrito recientemente en The New England Journal of Medicine y Science Translational Medicine, está siendo liderado por el dr. Carl June y sus colegas los doctores David L. Porter, Bruce Levine y Michael Kalos en el Centro Abramson de la Universidad de Pensilvania, e implica de un modo experimental aún a otros dos pacientes.
Los científicos retiraron alrededor de un billón de linfocitos T reprogramándolos in vitro con nuevos genes. En teoría, la nueva información genética capacitaría a las células del sistema inmunitario para atacar a las células cancerígenas y tumorales. En la práctica, se calcula que las células modificadas han acabado con una cantidad mil veces superior de células cancerígenas.
Para conseguir esto, se modificó a los linfocitos para que fuesen capaces de reconocer el cáncer, atacarlo, multiplicarse y proliferar en la sangre del paciente, aumentando su número entre mil y diez mil veces; desapareciendo una vez completada su tarea, y dejando una población suficiente de células con memoria que pudiera actuar de nuevo en caso de necesidad.
Las técnicas de reprogramación linfocítica fueron puestas en marcha en los años 80 por el dr. Zelig Eshhar, sin embargo, aún no se sabe si el éxito actual se debe al proceso de cultivo, al uso del VIH-1 desactivado como portador de los nuevos genes (vector) utilizando su capacidad natural de infectar los linfocitos sin reproducirse a sí mismo, o a las secuencias de ADN específicas utilizadas en la mutación.
Por supuesto, los investigadores se muestran cautos aún a la hora de interpretar los resultados del tratamiento, que aún no se haya disponible fuera del experimento. No obstante, se muestran esperanzados ante las posibilidades de que la reprogramación, y los novedosos procedimientos de cultivo celular, puedan ser útiles también en la lucha contra otros tipos de cáncer, pues no se trata de encontrar una cura específica, sino de entrenar al sistema inmune para destruir las células cancerígenas que escapen a los métodos naturales de control y apoptosis programada.
De los otros dos pacientes involucrados en el estudio se sabe que uno presenta remisión total de la enfermedad, mientras que el otro se halla en proceso de mejora. En palabras del dr. June “las técnicas que estamos aplicando ahora no son más que la cosecha de la información obtenida gracias a la revolución en biología molecular de las dos últimas décadas”. Por otra parte, se debe seguir investigando para minimizar los efectos secundarios y los riesgos: fallo hepático y renal, así como la necesidad de periódicas transfusiones de sangre para reponer los linfocitos B destruidos por los de tipo T.
El virus de la inmunodeficiencia en mamíferos
Las últimas investigaciones llevadas a cabo por Eric Poeschla en la Clínica Mayo en Rochester, Minesota, nos acercan a la obtención de una cura para la peor pandemia de la humanidad: el sida.
El Virus de la Inmunodeficiencia Felina (VIF) afecta a uno de cada tres gatos en el mundo. Hoy sabemos que la familia del virus de la inmunodeficiencia afecta, no solo a los seres humanos, sino también a los felinos y a los chimpancés, de forma que sus similitudes pueden acercar a una cura global mediante experimentos con los animales. Tanto en los humanos como en los gatos las proteínas que normalmente luchan contra las infecciones víricas (factores de restricción) son inútiles al enfrentarse al VIH/F, pero no ocurre así en ciertas especies de monos.
Por ello, en el estudio de la Clínica Mayo, se han utilizado los genes que codifican dichos factores, procedentes del macaco rhesus, para modificar óvulos gatunos que después fueron implantados en una gata. El resultado fue una camada de tres gatos inmunes al virus, y fluorescentes.
Gatos fluorescentes
En el interior del lentivirus utilizado como vector para transportar los nuevos genes se introdujo también uno que produce una proteína fluorescente. Esta haría que las células fueran visibles bajo luz ultravioleta, de forma que pudiera comprobarse de forma sencilla si el gen importante se había integrado correctamente en el genoma.
Las células de los gatos transgénicos han mostrado resistencia a la replicación del VIF en el laboratorio. Con ello, se ha generado inmunidad heredable, lo cual puede resultar crucial para entender cómo funcionan los nuevos factores de restricción. Asimismo todo apunta a que los modelos de estudio creados pueden ser aplicables a la investigación con humanos.



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